«Sucede que a veces, la vida mata»
Es un trozo de la letra de una canción de Ismael Serrano que me gusta particularmente. Es cierto que a este cantautor hay que escucharlo en la Universidad, con los ideales sin manchar, es el momento ideal. Luego, poco a poco, antes de terminar la carrera, ya sabes que la utopía apenas sirve para las canciones. Pero me gusta el verso. Y más de una canción. Lo que ocurre es que yo cambio la frase porque me resulta obvia y siempre canto «Sucede que a veces, la vida pasa», me doy una prórroga mental aunque tengo clarísimo que para morirse sólo hace falta estar vivo.
Inciso: He pensado que no sólo quiero que me incineren cuando muera, quiero que me flambeen y que antes de entrar al crematorio me vacíen una botella de Jack Daniels por encima, y así además de todo será como muy espectacular con su llamarada grande. Luego se mantiene el plan de celebración y brindis en vaso corto.
Y es cierto, de repente un día te das cuenta que la vida está pasado tan rápido que no te das ni cuenta, y viene un adolescente a pasar la tarde con tu hija adolescente. Y tu hija pequeña ya no tiene unos zapatos pequeñitos que cabían en cualquier lado sino enormes y pestosos. Y ya no hay una foto en la que sonrías y tu cara no sea un cúmulo de arrugas. Y lo bueno es que no has perdido la capacidad de seguir sonriendo aunque pensabas que ya no te quedaban en la recámara.
«Sucede que a veces, sin saber cómo ni cuándo, algo te eriza la piel, y te rescata del naufragio».
Y es así, llega algo o alguien y te salva de un abismo que pudiera ser que no fuera tal, pero que te tenía con el alma encogida y con el equilibrio perdido. Pero sucede y ya no hay manera de parar ese sentimiento que te tiene con agujetas de sonreír y hasta se nota al caminar un ánimo distinto, diferente. Te sorprendes escuchándote reír a carcajadas sin más, hasta que se convierte en rutina de risas, y esa cotidianeidad que no aburre porque siempre lleva implícita una sorpresa.
Y a mí me sucede que estoy viviendo y me quiero comer el mundo. Buenos días.
Te das cuenta que la vida pasa, además, cuando vienen a traerte la topa a lavar y se llevan la espuma de afeitar…
Son niñas….