DE IDA Y VUELTA

Hay cosas que son de ida y vuelta, un revés de tenis, un billete de vacaciones, un camino sin salida, las olas en la orilla del mar, los boomerang,… y hay otras cosas que deberían de serlo porque en el caso de que sólo vayan en un sentido es descorazonador.
Por ejemplo, una llamada de teléfono, si al otro lado nadie contesta, por mucho que le dejes un mensaje en el contestador (yo no lo hago jamás, me resulto extraña y ridícula), te queda la sensación de no haber conseguido lo que querías, de no haber podido expresarte, es una frustración pequeña, de bolsillo pero que no deja buen gusto de boca.
Tampoco los mensajes, sean por el medio que sea, que no reciben respuesta son muy alentadores, y da igual el doble check, el aviso de leído, o el acuse de recibo…si no se contesta queda la sensación de que te han ignorado, que no interesa el contenido de tu mensaje y si hilas un poco más fino, -eso va en mentes-, que no interesas tú.
La cuestión es que sería, es, perfectamente válido no contestar, no tiene porque ser en sí mala educación, ni desapego o falta de consideración, es incluso un modo de comunicación «el silencio administrativo», pero es cierto que quien se queda a la espera o necesita esa respuesta, no acierta a consolarse con esas razones.
También está el mensaje a la televisión, sí, eso digo, sobre todo si hay fútbol. «Abre ahí» «Cambia de banda» «Penalti» «Eso es roja» «¡Pero corre!»etc pueden llegar a repetirse hasta el infinito y por más que somos entrenadores, árbitros, mediocentros y hasta recoge pelotas, la realidad es que el juego continúa sin tener en cuenta nuestros sabios consejos.
De todas estas pequeñas cosas de ida y vuelta, sin duda, la más dolorosa es la de hablarle a alguien que ya no está con nosotros. Esas conversaciones que se tienen con ellos, de manera íntima y hasta en voz alta, con esas personas que ocuparon gran parte de nuestra vida y se callaron ya..son difíciles de catalogar, es verdad, que como fueron (son) importantes para nosotros y los conocíamos bien, casi que podemos sentir cuáles serían sus respuestas pero no hay duda de que nos falta el aliento cálido de su voz.
Tampoco son agradables los besos sin devolver ni los te quiero sin respuesta…los te necesito lanzados al vacío, o las mudas miradas de sincero cariño que no se ven…para eso quizás mejor un billete sin vuelta.

BUSCANDO ALMAS…CARITATIVAS

Hoy tenía muy clara la entrada que iba a escribir y he estado tentada de sucumbir a la alegría de ver que el blog ha alcanzado las catorce mil visitas, que eso para mi es algo soñado pero que nunca pensé que se pudiera materializar: gracias, gracias, gracias.
Como digo, tenía claro mi propósito de hoy porque ayer, viendo las noticias, me quedé perpleja y supongo que igual que yo muchos o quizás nos hemos acostumbrado ya a tanta información continua que ya no somos capaces de absorberla toda, no por torpes, si no por saturación. A mi me pilló espabilada o fui capaz de mantener mi atención durante esos dos momentos…esto es mucho más probable, sinceramente.
Durante el telediario, era la primera cadena, al medio día, salía una noticia de una pareja con dos hijos (los niños no salieron en imagen en ningún momento), una familia normal, de las que hay tantas que de repente se ven que uno pierde su puesto de trabajo…y después el otro…¿y ahora qué? La señora lloraba desconsolada porque no puede bañar a sus hijos todos los días, por el gasto de luz, gas y agua que conlleva, que dos veces a la semana y de manera muy rápida lo hacía, pero que llegaba el invierno y eran conscientes de que no podrían poner ni calefacción ni siquiera una estufa…Tarragona…enero en mi cabeza… Lo más doloroso, que ya hasta aquí es un drama, es que aunque había una asociación pidiendo un tipo determinado de ayuda para estos casos, el padre de familia pedía…¡mantas!
Recuerdo que cuando yo era pequeña sucedió algo en Polonia, creo, y mandamos muchas mantas y abrigos porque eran imprescindibles para el invierno crudo que se les acercaba y era un país sin margen para mantener vivos y calientes a los suyos…y ahora…veo esto…aquí.
Es cierto, y mi familia -gracias a Dios- no está en esa situación, que vas recortando, y mucho, de donde puedes y hasta de donde no puedes. Personalmente además de evitar la estufa cuidando que no entre aire, con las puertas cerraditas, etc. cuando llega el verano (vivo en Sevilla) también evito poner el aire acondicionado y hasta el ventilador porque la factura de luz se llevaría el presupuesto de otras partidas presupuestarias familiares: o comes o pasas calor.
Que no se me tache de exagerada porque eso está en la calle, lo veo y lo vivo en las onegés que compran bombonas de butano, pagan recibos de luz (lo que pueden) y hacen malabares con donativos, si los hay. Detrás de esos recibos puede haber niños, ancianos, enfermos, que no se nos endurezca el corazón…aunque quede poco para las Navidades que solemos ser más generosos, noviembre es largo…si podéis, no os rebeléis a la solidaridad.
Pues bien, terminando el telediario, en ese final que casi parece un magazine, salen los de la SGAE que solicitan más subvenciones porque la gente va menos al cine o al teatro…¿en que mundo viven? ¡Más dinero! Me indigné tanto que me faltó poco para ponerme directamente en contacto con ellos… pero luego sé que me topo con una pared. Supongo que son plenamente conscientes de que si ajustan los precios la gente consume su producto, lo han comprobado hace poco, que no tienen que ganar todos tanto dinero, que sí, que la cultura es necesaria pero a los cadáveres no les interesa mucho la cartelera.

MANOS QUE ESCRIBEN…PERIODISTAS

Manos que escriben…corazón que siente.
No tiene que ser una afirmación categórica e incluso, a más arte y oficio, más posibilidades de escribir auténticas maravillas de momentos que dejan indiferente, bordar crónicas de lo opuesto al gusto personal, y no abaratar en ningún momento el coste en adjetivos.
Eso sería oficio, cronismo puro, periodismo llevado al éxito profesional y entiendo que personal…no abunda.
Me cuentan, yo no lo sé, que antes el mundo de las columnas de los periódicos no permitían licencias al arte, al buen gusto, al uso del lenguaje extremo y complejo. Me dicen, yo no lo conozco ni lo conocí, que la literatura no se podía hacer hueco en los periódicos y no se permitía más que con somera corrección, la actualidad de los hechos.
No vendría mal, pienso, que a la hora de contar más de una noticia se dejaran de lado las opiniones y pudiéramos descifrar la información real, es decir, que diera igual el periódico que leyeras para así conocer lo que está sucediendo. Pura utopía, lo sé. Será que el sol que entra por mi ventana me hace soñar con un mundo limpio y mejor.
Lo que si agradezco es que en estos periódicos de ahora, me dejen rastros de buen gusto, de literatura condensada en poco mas de tres mil caracteres, que alguien (a veces por un módico precio) deje su impronta de autor artista y yo lo pueda saborear despacio.
La poesía está de capa caída y dicen los editores que no se venden libros, puede ser cierto…o no, también puede ser que quieran vender por encima de sus posibilidades o ganando más de lo que pueden soportar los afectados lectores. Lo que si es verdad es que hay unos elegidos de la antigua tinta y papel, hoy ajustándose a veces al modelo digital, que sí que hacen poesía, lo mismo en una crónica parlamentaria que de fútbol, de una tarde cofrade, o de una costurera folclórica…y eso algunos lo vivimos, lo convertimos en lecciones y sobre todo lo disfrutamos. Gracias a ellos.

(A esos columnistas que desde por la mañana dejan en sus escritos el olor a literatura)

NO, QUE YO SEPA

Soy una firme partidaria de la igualdad entre hombre y mujer, sin estridencias, sin cánones, sin discriminaciones positivas, sin hacer valer el sexo por encima del valor a comparar, el que sea. Una mujer no es mejor por el hecho de serlo, ni un hombre tampoco. Es una circunstancia física como la altura o el número de calzado. Algo obvio pero que no merece más que un mínimo de atención en momentos puntuales.
Considero que entre los hombres y mujeres hay las mismas diferencias que entre una mujer y otra mujer, que no todas somos iguales, por mucho que ésta sea una fantástica frase hecha con cierto aire vintage.
En esto de las frases hay una frase muy típica entre los hombres, algo que se suele oir a menudo y no es en sí una deshonra o malsonante; es una realidad, supongo, y no la dicen por decir. No es que yo tenga un ataque de castidad extrema o de moralina suprema, no es eso. Sólo me resulta un poco triste y que no se hasta que punto yo, – que soy mujer, lo que no quiere decir que le pase a todas las mujeres-, podría decir con total tranquilidad.
La frase en cuestión es:  «No, que yo sepa», va precedida de la pregunta de ¿tienes hijos? o en caso de que tenga unos reconocidos…¿tienes más hijos?
Yo estoy convencida de que me daría muchísima angustia no saber si hay algún hijo mío por el mundo sin que yo lo haya conocido, sin ayudar a sacarlo adelante (no hay que convivir con la madre, eso está clarísimo), que piense o crea que lo he abandonado cuando lo que ocurre es que no sabía de su existencia. Me causaría desasosiego…yo soy así.
La maternidad no va unida al sexo femenino, por mucho que se empeñen, conozco muchas mujeres que no desean ser madres y hombres deseando ser padres, y todas las opciones son válidas y justas, no es algo que sea obligatorio ni necesario, de hecho, pienso que antes de traer al mundo a una criatura hay que pensarlo muy bien y saber que no es una carga pero tampoco un abono al gimnasio que si no se gasta no pasa nada. Pero yo que personalmente sí quería ser madre y lo fui «joven» con todas mis facultades en orden y por decisión propia (y de mi marido, claro) me pregunto como tiene que ser esa duda masculina, si importa o es algo que se asume con naturalidad.
No hablo de dramas de hombres que han sabido y han dejado de lado hacerse cargo de unos hijos, no cuenta -en esta ocasión- los que siendo padres dejan de pasar la manutención y olvidan dar el cariño o participar en la educación de esos hijos…me refiero a esa duda masculina que convive con ellos y, quizás me equivoque, parece no afectar.

SIN RESPUESTA

La vi venir con el gesto húmedo de lágrimas, el rostro desencajado y las manos extendidas, las palmas hacia arriba, en actitud entregada.
– ¿Ves mis manos amiga? Están vacías, ¿lo ves, verdad? Ya no tengo a quien abrazar, ni que me abrace, nadie me levantará la barbilla para besarme y no sentiré otras manos acotando mi rostro mientras me miran a los ojos instantes antes de hacer que los cierre al sellarme los labios.
Me han roto el corazón y no se pegarlo, no atino la manera para que vuelva a latir, no consigo que su tic tac sea la banda sonora de mi sonrisa. ¿Qué puedo hacer amiga?
La miré desolada, sin palabras, hice el gesto de darle la mano, de abrazarla para ofrecerle un consuelo humano y fraterno por mínimo que fuera, pero con una suavidad extrema se escurrió y me miró a los ojos sorprendida
– No, no hagas eso amiga, no me consueles, si lo haces es que lo das todo por perdido, si me ofreces ese abrazo es que crees que todo ha muerto, que no hay esperanza y no quiero eso…no por favor, vengo a ti para que me ayudes a recomponer mi alma y volver atrás, cuando la sonrisa no se caía de mis labios y la carcajada hacía estrambote en mi garganta.
Tiene que tener solución, no puede pasarme esto, no ahora, no…nunca. Tú lo sabes bien, era mi ilusión, mi único pensamiento al despertar y mi compañía en las noches de insomnio, era lo que me hacía sentirme viva y llena, feliz y plena. No se ha podido acabar porque entonces yo he muerto, seguiré andando por la vida pero dentro seré fría como el mármol, entumecida y varada como la vieja flota de ataño, perdida como un buque fantasma….
Se recogió así misma en un abrazo inexistente, acurrucada en un abrigo que hoy me parecía que le quedaba tres tallas grandes o ella había encogido al írsele el amor de su lado. Se subió el bolso en un gesto compulsivo e intentó algo parecido a una sonrisa cubierta de rimmel.
– Tengo que irme, se que no puedes ayudarme, acabo de darme cuenta, tengo que hacerlo sola, no se como pero encontraré la manera, no quiero condenarme a vagar por los días siendo una sombra de la mujer que un día fui.
No se si repararé mi corazón, si volveré a entregar mi alma, pero necesito saber por qué ha sucedido, cómo ha sido posible y yo no me enteré de que me estaba pasando…¿Crees amiga que él me lo contará?
Le fui a contestar que no lo hiciera, que por duro que le pareciera, tenía que cerrar esa puerta y que pronto podría abrir las ventanas, pero no esperó mi respuesta, se dio la vuelta y con un pequeño tambaleo caminó entre el empedrado con sus impresionantes zapatos de tacón. La ví perderse por la esquina e íntimamente le desee suerte y fuerza para salir adelante, sería largo y difícil…por experiencia.