BESOS EN LA FRENTE

Yo tengo una teoría que no sé si es cierta y he estado comentándola en estos últimos días y me han intentado convencer de que mi teoría es errónea. No es que yo sea cabezona, que lo soy, pero es que creo que mis argumentos son sólidos y están bien razonados.

Me sucede como aquél señor mayor que conocí en un pueblo de la serranía de Ronda siendo yo adolescente. El hombre estaba sentado en la puerta de su casa en una silla de madera y enea, sólo, dispuesto  a tomar el fresquito de la tarde cuando por fin el sol empezaba a desaparecer entre las montañas, allí tejía esparto. Yo no sabía lo que era y le pregunté, me explicó que era para hacer unas espuertas (capazo) pero que también valía para hacer la suela de las «andalias» y matizó…se llaman andalias porque son para andar. Fin del razonamiento, contundencia absoluta, no hay más preguntas señoría, se acepta la moción.

Puestos a aceptar idioteces la Real Academia de la Lengua, institución a la que le he perdido todo el respeto que pudiera tenerle y no era poco, yo creo que «andalias» debería ser aceptado porque está perfectamente razonado el uso y disfrute del vocablo.

Pues bien, como ya he contado más de una vez, parte de mi familia procede de Gibraltar y mi abuela estudió en un internado (para señoritas) allí, con las monjas irlandesas, la mandó su madre que era mi bisabuela que también tenía británicos modales. Es por eso que en mi casa se celebra San Patricio, porque era el patrón del colegio de mi abuela. Hay muchas cosas que se han quedado en la familia de aquel saber estar, e incluso en más de una ocasión nos los han hecho notar británicos de alta gama, como los coches de lujo. Sin embargo hay cosas que hemos ido perdiendo, y creo que para bien, entre esa manera de ser estaba la de una cierta contención en las muestras de afecto, era algo cariñoso pero sin excesos, no había grandes abrazos, ni besos, no es que no se quisieran…es que no lo demostraban así.

En contraprestación mi abuelo me daba mil besos, achuchones, mimos y caprichos.

Me consta que mi abuela me quiere mucho y yo más aun a ella, pero la matriarca me ha dado un beso el día de mi Primera Comunión, otro cuando fue mi confirmación, el día de mi boda y cuando nació mi hija mayor (su bisnieta primera), también me dio un beso otro día sin razón alguna, me quedé de pie en mitad del salón sin saber que hacer ni si pasaba algo que yo no sabía, todavía me pregunto por qué. Todos esos besos me los dio en la frente. Los pocos que recuerdo de mi bisabuela también fueron en la frente.

Pues bien, mi teoría es que los besos en la frente son de persona mayor, de contención en el afecto (o de ausencia de éste quizás, eso no lo tengo tan claro), son besos para enfermos, y de despedidas para siempre. El beso en la frente, que si es de pie tiene más sentido si la persona que lo da es más alta que la persona que lo recibe, a mí me deja muy mal cuerpo, me da pena, me llena de congoja, es como si estuviera en el lecho de muerte, como si ya fuera el fin de todo, como si no hubiera más oportunidades ni esperanzas. Yo no sé si estoy condicionada por los británicos modales de mis antecesoras, es cierto que los de ellas no me resultaron ni me resultarán tristes, pero cuando me dan un beso en la frente siempre pienso que me están diciendo adiós…y eso, no tiene vuelta atrás.

3 comentarios en “BESOS EN LA FRENTE

Deja un comentario si te apetece por fi

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s