No me busques en la idea de un amor atado por obligación, sin más sentimientos que el de pertenencia. Necesito amarte libre de cuerpo, y sobre todo de alma, amarte con la expansión que me brinda la palabra. Quererte, con pasión ilimitada, con dulzura a cuenta gotas, con la sensualidad con la que me ves andar derechita hacia tu cama.
Me gusta tu desconcierto feliz aceptando mis momentos, sin tener claro u oscuro el por qué me estoy riendo. Soy feliz en mi manera, veo que lo vas comprendiendo, perteneciéndote bajo la metáfora de la ley del deseo, la que te susurra al oído que yo soy tuya sin serlo, y me gusta que te sepas mío sin establecer derechos.
Déjame libre, sin cadenas, ni siquiera la de una bicicleta como la que rodaba infantil por las blancas calles cuando me buscabas. Necesito que comprendas que soy volátil, dispersa, intangible y coqueta. No creas que por eso no te espero, no pienses con los ojos de los celos. No. Valen más, en mi criterio, mil suspiros encendidos que un comprometido te quiero.
No pienses que es solo el cuerpo quien me pide tu presencia… si cuando no estás te pienso. Y me dueles, y me gusta repasar nuestros momentos que son pocos pero intensos. Reflexiona, acepta pronto, que cuanto menos me ates…más te quiero.