No siempre tuve esta manera de entender la vida, ni siquiera me podía imaginar que había que mirar la vida, procurar entenderla, y lo que es más importante, verle un sentido. Debe ser que antes de cumplir los treinta y largos la vida es algo que pasa sin grandes reflexiones y con mucho en el debe de las cosas por hacer.
Después de mucho equivocarme un día pensé que la vida con colores es mejor. No es más que una metáfora (de segunda B o tercera, casi es un partido de solteros contra casados en el mundo de las comparaciones) porque aún no me ha dado una etapa colorista cual pintor de impresionista. Y que jamás me de por la pintura o los desprendimientos de retina serían epidemia.
Lo que decidí fue que mirando las cosas con cierto optimismo -colores- y evitando agigantar los dramas, a los días se le quitaban varias capas del valle de lágrimas.
Esta mañana me desperté con esta foto de Fran Silva y sonreí (pese a una cierta falta de sueño y algo de resaca) porque vi en una instantánea todo lo que decidí que fuera mi leitmotiv (la RAE me hace escribir cosas de manera extraña).
Luces y puertas por abrir. Retos sin miedo. Colores, luz, futuro…
(La foto está hecha en la Iglesia del Salvador de Sevilla. @__Fransilva__)
Bueno.