TENDENCIAS DE VERANO

Puedo ser reincidente en el tema y palabra de honor (y no tiene nada que ver con el tipo de escote) que mi pensamiento, desde ayer, era escribir una historia de amor. No tenía muy claro si el relato acabaría bien, si sería descarnado en lo sentimental y entonces, acabaría trágicamente. Me planteé, dado que empiezan las vacaciones y es tiempo de relax y interacciones nuevas, un amor inocente desde la adolescencia. Aunque lo que de verdad me apetecía era escribir de un amor anciano constante en el tiempo o incluso novedoso a partir de un baile en Benidorm. Pero no puedo. Hay algo que me urge más.

Empecemos. Soy partidaria de una frase que decía mi tía tatarabuela, una gran señora, que si yo tuviera casa como los Lannister o los Stark, sería mi lema: «La libertad de los hijitos de Dios». Con esa frase ella dejaba claro que lo mejor es que cada uno hiciera lo que le diera la gana desde su libertad y que nadie tenía que entrometerse en la vida de nadie. Sobre todo que la dejaran vivir a su manera. Hay que reconocer que tiene mérito esa frase dicha por una mujer que nació en el siglo XIX, eso sí, era un poco británica.

Ha llegado el verano y a la vez que desaparecen abrigos y medias, desaparecen complejos. Yo que los tengo todos -complejos, no abrigos, que ya quisiera porque me encantan- y admiro a la gente que no tiene ninguno o que se despoja de ellos con la misma facilidad que se pela una gamba. Pero hay límites. Uno de ellos es el uso de sandalias sin un mínimo de pedicura, sirve la doméstica, pero por favor…

Me reafirmo en que cada uno haga lo que quiera, pero quisiera que no me sangraran los ojos cuando voy por la calle. Me gustaría poder contener ese escalofrío que sucede justo antes de ver una imagen terrorífica, pero no puedo. No exagero. Hablaré en femenino pero puede extrapolarse al mundo varonil que empieza a radicalizarse. Una cosa es no vestirse de abuelo y otra caer en la inmundicia del antiestilo.

La mujer desde que se descubrió como tal ha querido estar favorecida con las prendas que se ponía. Puede que fuera para su placer, verse guapa, o para atrapar las miradas ajenas, pero es irrelevante. Ellas buscaban el color que más le favorecía a su tono de piel, las hechuras -se dice así- más adecuadas para su cuerpo y todo eso dentro de unas modas amplias y nada coercitivas. Existían profesionales, esto también lo hemos perdido casi del todo, que aconsejaban y, con los pequeños trucos de costura, hacían milagros por la mujer que acudía a sus privilegiadas manos. Yo reconozco que estoy deseando acudir a alguna camisería a medida (en mi caso será Bespoke, no es spam, es un firme deseo) a hacerme una que obre el milagro de la perfección y es que pienso que no se puede ir más perfecta que con una camisa blanca. Pero eso sería un tema de egoblogger y no es mi caso.

Hoy en día se llevan los minishort y los crop top (las camisetas cortas de toda la vida), de acuerdo, es una moda que se impone desde las tiendas, desde una firma que diseña para modelos, pero no todas lo somos. La mayoría no lo es. También son un must los leggins y las falditas muy cortas. Es cierto que en unas piernas firmes, torneadas y delgadas pueden ser unas prendas muy favorecedoras, pero no es menos cierto que a partir de cierto volumen deja de ser favorecedor.

Comprendo la ilusión de ir a la moda, pero no puedo entender hasta que punto se prefiere caer en lo grotesco por tal de obedecer a los dictados de alguien que pone en su tienda, un perchero con esas prendas. Decir «no» es duro, pero no imposible. Tampoco entiendo que nadie les diga (alguien las debe querer) que así no van bonitas, que hay otras cosas que pueden ser tendencia y que les favorecerán mucho más.

Todas podemos ser preciosas, de hecho lo somos, pero no todo nos sienta bien. Echo mucho de menos a la mujer elegante por las calles de mi ciudad, de todas las ciudades, la que independientemente del dinero que puede gastar en ropa, la ocupación y la talla, busca la excelencia para sí misma y esto sí que otorga un plus en la autoestima y hasta puede que consiga desprenderse de complejos con la sensualidad de una dama.

4 comentarios en “TENDENCIAS DE VERANO

  1. No sabes, querida Rocío, como coincido contigo en este artículo. Tengo fotos de mi madre paseando por Sevilla por los años cincuenta cuando ella tenía 20 años y qué legan y guapa iba ella y el resto de la gente. Los sesenta aguantaron un poco esa elegancia de la década anterior pero desde entonces se ha vulgarizado todo.
    En el tema de los pies pienso lo mismo, si la gente quiere lucirlos que se los cuiden. Si no, que hagan un favor al resto del mundo y que no nos lo enseñen. En cuanto a los leggins, creo que han hecho más daño que las hombreras en los ochenta.
    En fin. Buenos días, amiga.

  2. Dios mío Rocío, sacas el motivo de eterna discusión con la pequeña Parmenia durante años; «no existe ropa bonita o fea, existe ropa que sienta bien o sienta mal, tú misma».

    Si te sirve de consuelo de cara a tus princesas hoy tiene 24 años y va hecha un bombón tomando de la moda, tan solo, aquello que la sienta bien. Funciona.

Deja un comentario si te apetece por fi

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s