No suelo escribir de lo que sucede en la actualidad y menos en caliente. Pero el día lo merece.
Reconozco que la proclamación de Felipe VI la he visto como ayer el partido de la selección, sin pasión, sin corazón pero con el deje de españolidad que me corre por las venas, es decir, sin excesos. A mi la globalidad me ha dado de lleno, me siento muy del mundo, y aunque reivindico mi nacionalidad y hasta mi andalucismo, no soy extrema. También sé que este sentir, hoy por hoy, no se lleva nada, es mucho más in ser intolerante y drástica, pero no me sale. Me siento a veces un poco outside.
Ignorando mucho del protocolo, porque lo desconozco en estos extremos, no puedo negar que esperaba a la nueva reina vestida de largo, quizás por la reminiscencia fotográfica de Doña Sofía, pero no tengo más que decir que el vestido de la nueva Reina, de la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía era perfecto. La Reina Sofía y la que hasta hace nada era Infanta Elena, que yo no sé si pasa a ser simplemente Doña Elena, y su hijo Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, maravillosos los tres. Supongo que Cristina, en Suiza, habrá tomado chocolate del país y habrá mojado una magdalena preguntándose en qué lío se metió y ha metido a los suyos, -supongo, repito-, que igual se había ido a un rastrillo a comprar unas cortinas nuevas. También es cierto que a última hora de la mañana se ha corrido la voz de que estaba escondida en casa de sus papás.
Sin embargo, creo que la Reina Letizia, (con zeta que no se nos olvide, que es un poco como una Jessy con doble ese e i griega), ha estado excesiva con las niñas, quizás deba darse cuenta que aunque son pequeñas necesitan un espacio, y lo digo yo que soy una madre gallinita. Todos entenderíamos que se equivocaran, que se aburrieran, que incluso se les cayera un zapato, eso sería mucho más natural que una madre explicándole uno por uno a quien están saludando. Pobrecitas. Majestad, hágales un power point y se lo pone antes de Peppa Pig, hay una frontera entre ser didáctica y ser ridícula…mujer…
No sé si ha habido mucha gente en la calle, como si de una manifestación en Huelga General, hay baile de cifras, pero recuerdo esa anécdota de cuando volvió aquel Rey a España y le preguntaba un periodista extranjero a ese pueblo, enfervorecido, lloroso y vociferante, si eran monárquicos, y contestó el compatriota de la época: «Ni se imagina lo que le gritamos a su padre para que se fuera». En este país hay gente para todo, para aplaudir y para abuchear, para hacer cola para ver a los One Direction y para llenar el Bernabéu (como Dios manda).
Seguramente lo interesante será ver el Hola el sábado, que siempre cuida las fotos de Casa Real y nos da algún pequeño titular cursi a la par que sencillo. A partir de esta tarde estará bien leer los periódicos desmembrando el discurso y no estará de más volver a ver las imágenes despacio, con todo el detalle que nos ofrecen las moviolas. Nos queda por analizar por qué hay invitados mal educados, personalidades que cobran de los presupuestos generales del estado Español (español de España) y parece que se les debe algo; y personas (no sé catalogarlas) que dan la nota hasta sin estar.
Necesito reflexionar sobre periodistas como Pilar Eyre que dicen idioteces como que el paso del fajín de Capitán General de todos los Ejércitos no es importante o es cosa de hombres. Alguien, quien sea, debería informarle como con sólo juntar un par de artículos de la Constitución Española se puede entender la relevancia del momento. También alguien podría refrescarle la memoria -parece que lo necesita- sobre la famosa noche de aquél veintitrés de febrero de cuyo año no quiero acordarme. Quizá así, y solo así, entenderá ese gesto de traspaso de poderes y la extrema importancia que tiene y se le ha dado y alguien, el mismo u otro, debería comentarle que hace muchos años la mujer forma parte del Ejército Español.
Por lo demás yo, desde un sentir republicano a lo estadounidense, veo a Felipe VI como una inversión. Es parecido a ese apartamento de la playa en el que te has dejado los ahorros y aunque ha cambiado el ambiente y la vecindad (la situación nacional y su mujer, reina consorte), acabas repitiendo estancia, verano tras verano, con cierto gusto y comodidad porque en el fondo no te ofrecen algo mejor, ni tienes recursos para emprender otro tipo de compra. Aunque sigo pensando que el Rey que nos corresponde es Froilán, seguro que sería un rey muy campechano….
NOTA: Aunque hice referencia en las redes sociales, el gesto del beso de la Reina Sofía besando al Rey Juan Carlos me resulta tierno, educado y lleno de generosidad, casi de santidad. Es sin duda una profesional, como ya dijo su marido, pero además una mujer de una categoría extraordinaria, en la que la nueva reina, sin duda, debería mirarse.
Me confirman que la Infanta Elena sigue siendo Infanta y que la Infanta Cristina está en Palacio para celebrarlo en la intimidad con su familia, ignoro si en esa intimidad se habla catalán, lo dudo, pero quien sabe…