Hay cosas que sientan bien. El café por la mañana, un vestido negro, una sudadera enorme, la ropa interior básica, los vaqueros al borde de romperse, la risa con amigos, y la conciencia tranquila.
La conciencia tranquila da una especie de superioridad moral que debe quedarse en algo íntimo y contra el espejo, pero sin embargo deja dormir muy bien.
Dormir bien es la base de la civilización que construye algo en condiciones aunque sea con algo de sueño. Una cosa es dormir bien y otra es ser la Abeja Maya, siempre de buen rollo.
La conciencia reposada es estar agusto con uno mismo, no es adorarse por encima de los demás, por supuesto no es usar a las personas en función de las necesidades propias, y no, no me refiero al sexo, aclaro: me refiero a ese tipo de gente que sólo te busca cuando están solos o para quejarse, contarte dramas u ocupar su tiempo de sala de espera y a la hora de la fiesta o celebrar las buenas noticias nunca se acuerda de ti. Ayer leí a alguien reconocer que era así y me dió muchísima pena. Quererse no implica poner las apetencias propias por encima de los demás, eso es ser egoísta.
Es más, estar agusto es saber que se tienen defectos y no autocomplacerse con un «yo es que soy así «, más bien es un «voy a intentar ser mejor pero sin dramitas». Stop dramitas, por favor.
Es bueno felicitarse por haber superado malos momentos, soy partidaria de pararme a pensar «antes no habría podido y ahora soy capaz», darse cuenta de los pequeños logros es como recordar unas vacaciones: se disfruta en el momento y al echar la vista atrás. Yo lo celebró, a veces íntimamente y otras por todo lo alto.
Ahora que se me están acabando los 45 años, y estoy llegando a la sabiduría que proporciona la senectud, creo que por fin no soy mi enemiga y soy una persona confortable como unos vaqueros muy usados, elegante como un vestido negro, acogedora como una sudadera enorme, vital como el café de la mañana y, sobre todo, tengo la conciencia muy tranquila. Y eso, queridos, lo es todo.
Así es. Muy bien escrito con esos toques femeninos que me encantan. Yo creo que me parezco más al torpe de la serie de dibujos animados que mencionas. Gracias.
Me ha encantado leerte; es como ver por escrito mis íntimos pensamientos. Gracias y, no dejes de escribir.