ROCIO 2015

Esta entrada de hoy debería ser más tarde. Estaba pensada y mentalmente archivada para la semana que viene,  cuando llegue el día que sueño durante todo el año, cuando por fin sea la semana de Pentecostés, cuando el corazón se me acelere y la sonrisa no se me baje de los labios. La semana que viene que desde el primer día siento los nervios y cuento las horas para que llegue el día en el que duerma al lado de las Marismas. Durante este tiempo abandono la escalera y pretendía que la entrada de hoy fuera la despedida parcial de entonces.

Yo tengo treinta y nueve años, la primera vez que fui tenía dos, he faltado pocos años y ha sido por motivos de salud propia o ajena. Ha habido ocasiones en las que sólo me he acercado a verla salir y después me he vuelto a casa porque las circunstancias se daban así, y otras veces he estado toda la romería. Quiero decir con esto que conozco bien de lo que hablo, que lo he vivido de muchas maneras y que no es cuestión de oídas.

En mi recuerdo infantil la ermita era de paredes blancas, no había tiendas y si necesitabas algo de la farmacia o te ibas a Almonte o se lo encargabas al hombre del pan y el hielo que venía en una furgoneta. A penas había dos cabinas de teléfonos y no existían bancos, supermercados ni tiendas de ropa flamenca o guarnicionerías. Era una aldea y aún así las antiguas decían que ya estaba demasiado moderno. Quizás porque era una niña, quizás porque allí era libre, quizás porque en realidad era más bonito, prefiero aquél Rocío a este, pero todo tiene su encanto y avanzar es lo lógico. Hasta en Doñana.

Cuando yo era pequeña iban personas famosas, recuerdo el año que fue la Reina Sofía porque hubo un despliegue policial impresionante. Sobre todo el famoseo eran folclóricas y su corte de chupasangres, pero eran más discretas y además no había tantas televisiones, lo que ocurría no se sabía tanto. Aún así es una romería, con su parte festiva y con su parte religiosa, como todas las romerías, algunas nos apuntamos a las dos opciones y otros sólo a la de la fiesta. Ni lo critico ni lo censuro, pero creo que nos han hecho un flaco favor a los romeros porque a cuenta de tres imágenes nefastas y cinco medias verdades parece que la aldea es Sodoma y Gomorra y no es así.. Todo el que va al Rocío no va de romería. Yo voy de romería y acudo a los distintos cultos, no me hace mejor ni peor, yo voy a lo que voy.

También se nos tacha de exaltados, eso francamente me hace reír, en estos días ha sido el traslado de una Virgen en Valencia y he visto exactamente lo mismo que se puede ver en el Rocío, lo veo en conciertos y festivales de música, lo veo en el fútbol y hasta en las compras de Navidad. Hay gente, hay niños, hay más de un millón de personas que no le están haciendo daño a nadie. Para mi gusto es mucho más patético estar como sardinas en lata en las playas de las costas, poniendo la sombrilla a las cinco de la  mañana y con el culo de la señora de delante pegado a tu nariz, y no por eso quiero que prohíban nada o me mofo de esas preferencias.

Y ahí viene la historia de hoy, la mofa, la falta de respeto, el ridiculizar sentimientos ajenos. La fe (o su falta de ella) es lo más personalísimo que hay, lo más íntimo y más importante. Es una decisión consciente el ser creyente y no comprendo que alguien se ría de algo tan trascendental. Repito, sea la religión que sea o la no religión. Pero no sólo es eso, es que cada uno lleva esa opción de la manera que cree que es mejor, que le hace más feliz o le hace sentirse mejor consigo mismo. Para eso no hay que mofarse de otros.

Una imagen a la que se le tiene una devoción es más que un trozo de madera de la misma forma que (como decía una amiga mía) una foto es más que un trozo de papel. Supongo que a nadie le gusta ver una foto de un familiar o amigo muy querido llevado a extremos de cachondeo con poca gracia, y menos si este familiar o amigo está fallecido, pues más o menos (mucho más) es lo que sucede con las devociones. No es una insensatez pedir un poco de respeto.

Ni el Rocío es un sitio lleno de indeseables, ni de histéricos, ni de locos. Tampoco es un sitio donde se vaya a consumir drogas y follar (ustedes perdonen el lenguaje) indiscriminadamente, y si se hace, que sé que se hace, no es obligatorio. Es incierto que hagan falta miles de euros, ni que haya que ir con treinta y dos trajes de flamenca, de hecho mi madre lleva los mismos rocíos que yo y jamás se ha vestido. En el Rocío tampoco se maltrata a los animales, malas personas hay en todas partes, y la aldea es sólo una muestra estadística, que mueran trece caballos cuando puede que haya miles no es más que lo normal, no son eternos. Yo he visto cuidar a caballos, mulos y bueyes con un trato exquisito y también hay personas inconscientes, como al volante de los coches en la M30, por ejemplo.

Las redes sociales son un lugar donde es fácil insultar con el refugio de la pantalla del móvil o del ordenador. Reconozco haberme llevado disgustos otros años a cuenta de la falta de respeto y la mala educación de ciertas personas con sus comentarios sobre El Rocío. Este año me he propuesto que no sea así, por eso adelanto el post, porque será mi último comentario, la persona que no me respete no merece la pena, ni mi tiempo, ni por supuesto mi amistad.

A los que empezáis a salir, a los que vais solo unas horas, a los que lo veis desde la televisión, a los que tienen el Rocío catalán, a los que este año se quedan en tierra (ay)…Feliz Rocío 2015

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