Bendita y acolchada mala memoria que me permite volver a disfrutar con ojos nuevos placeres en el paladar. Nada como saborear con familiaridad algo absolutamente desconocido. Hoy es el día en el que se encuentran -o se enfrentan- todos los condimentos y pocas cosas más apetecibles que descubrirlos con los ojos cerrados.
El final hacia un principio común que sin embargo es novedoso y a estrenar. Volver a la rutina decimos en la repetición incesante de frases hechas. Nada más lejos de la realidad, las etapas que se cierran nunca fueron iguales y las que están por comenzar traen la cadencia de otros momentos, pero llena de vicisitudes y sonrisas que jamás se estrenaron.
Mañana es un comienzo que no daré por terminado hasta la mitad del estreno, como un eterno baile de máscaras en el que los antifaces no terminan de desaparecer. Dejando que pase el tiempo con el anhelo de descubrir por fin quien es mi pareja de baile y a la vez queriendo que sea eterna la intriga entre sus brazos. Entonces, allá por el día quince, será otra vez un volver a empezar desde mañana. Será con una copa semejante, pero otra fiesta, con los mismos invitados ya sin parapeto, y la música y baile tendrán reminiscencias de hoy.
Pero ahora toca el descanso, la serenidad cuasi rural, las barreras por saltar sin moverse del sitio, el silencio roto por las chicharras, el calor a plomo de un sol encallado en el verano dominical…son las últimas horas de un comienzo vestido de normalidad…cursi como un beso en el portal, apremiando inclemente como un amante ansioso…hasta mañana.
(Foto @danirodmu)