Hemos jugado con la primavera, estos días en los que el sol entraba por balcones y ventanas han sido los días de la esperanza en un tiempo que lleva demasiado tiempo sin llegar.
Nos robaron la primavera hace dos años y diga lo que diga el calendario, aún no nos la han devuelto. Ya toca.
Miraba desde mi habitación ese sol tibio y tímido, casi cobarde. Veía las motitas de polvo suspendido jugando con los rayos coquetos y pensaba en que necesito más días así. A pesar de la sequía, de la falta de agua, del no sé cuál calentamiento global, yo necesito más sol, más vida y más primavera llamando a la puerta.
Me paso el año soñando con la primavera, la que lleva mayúsculas, la que podemos vivir, lo otro han sido pesadillas que no quiero volver ni a recordar. Ojalá poder borrarlos de la memoria.
La primavera que sueño lleva con andares costaleros y su mirada es a través del antifaz. Extraño la música en las calles, el olor a cera que resbala por la mañana, el incienso y los niños con algodón de azúcar. Echo de menos las manchas de miel de las torrijas, las barras de los bares llenas, los días de vigilia y bacalao en tomate. Echo en falta los naranjos cuajados de flores blancas, el azahar que me da la vida y que me llena los pulmones y los pulsos de felicidad.
Quiero que lleguen ya las mangas de camisa, la primavera son mangas de camisa y chaquetas por si refresca. Gafas de sol y paraguas, quien los use. Abanicos y fulares.
Y el amor. Quien no se enamora en primavera, no se enamora nunca. Quien no es capaz de sentir que de repente todo cambia, y que la ciudad le pone todo el atrezzo disponible para perderse en una mirada y enloquecer en unos besos, jamás lo hará.
Y los volantes…ahí me pierdo, volantes de albero y de arenas, lunares al compás, flores en el pelo, brazos al aire, amigos, risas, catavinos…creo que echo de menos hasta las colas en el cuarto de baño, el dolor de pies, las horas sin dormir…porque no me hacen falta, porque vivo en el momento lo que me ocupa tantas noches en sueños.
Hoy se ha nublado para recordarme que me queda, que este año además se va a hacer de rogar, que todavía queda un mes para el Miércoles de Ceniza, que tengo tiempo de inventar más volantes, y de rezar bajito para que por fin vuelva mi Primavera.