Yo empecé a escribir este post el 19 de enero. No me dio tiempo a rematarlo y me quedé en un Uy tan propio del balompié. Con todo el revuelo que hay ahora mismo he decidido rescatarlo y, ahora sí, mandar el esférico al fondo de la red. Obviamente añadiré, lo hago ahora, que las mujeres de ma selección nacional de fútbol son campeonas del Mundo.
El fútbol era cosa de hombres. Alguien tiene que decirlo y lo voy a decir yo.
No me refiero a que los grandes clubes tengan equipos femeninos con más o menos seguidores. No quiero decir que ahora hasta las redes sociales les hagan caso a unas mujeres (me niego a llamarlas chicas o chavalas) que llevan su escudo con orgullo y honor.
Tampoco me refiero a que ahora haya mujeres en el graderío, aunque esto va a depender mucho del país del que hablemos, por mucho que nos intenten blanquear (¿se puede decir ya blanquear?) la realidad. Las excepciones a cambio de llevarse el torneo a su país no sirven de nada y es una vergüenza que la FIFA lo consienta, pero poderoso caballero es don Dinero y así va el fútbol.
Por suerte he conocido a muchas mujeres que han ido al fútbol y han seguido a su equipo desde siempre. El transistor no sólo lo oían los hombres.
Mi trabajo me ha hecho conocer, por ejemplo, a una mujer muy mayor, con su pelo blanco, sus manos llenas de trabajo e historias que ya no reconocía a su familia. Ella estaba en cama, ya no se podía levantar, y dormía siempre en unas impolutas sábanas del Real Betis y su nieta me contaba -orgullosa- que era tan bética que no podía tener ni un cubo de fregar rojo. No me refiero a la abuela del Betis (Dios la tenga en su Gloria de las trece barras), si no a otra compañera del Tercer Anillo. Y como ellas, tantas, porque eran muchas más y hay muchas más.
Recordemos el Himno del (mi) Real Madrid: «Los domingos por la tarde/ Caminando a Chamartín/Las mocitas madrileñas/Las mocitas madrileñas/ Van alegres y risueñas/ Porque juega su Madrid» Este Himno (hoy sería quizás inclusivo y transversal) es de 1952, por lo que ya ninguna de las mocitas madrileñas cumple menos de ochenta y cinco y seguirán siguiendo al Real Madrid.
Conozco el caso de una señora mayor que, por cosas propias de la edad, se desorientó y se equivocó de camino, cuando levantó la mirada y vio el estadio del Betis fue cuando reaccionó y se dio cuenta de que estaba perdida. Ella, tan sevillista, jamás iría a los terrenos del Benito Villamarín.
Yo misma me he criado con el ronroneo de los programas de deportes en radio de la noche porque mi madre los oía, y los sigue oyendo, aunque hay que reconocer que la calidad de la radio deportiva ha caído en picado.
Yo no jugué al fútbol porque cualquier exceso de movimiento me horrorizaba, vamos, que era una gordita prototipo: floja, también porque las pocas veces que jugué me ponían de árbitro (con unos papeles que ponían amarilla y roja, que colorear es muy cansado) y me aburría, pero mi interés por el fútbol estaba ahí.
Más de una tarde me senté a ver la Premier con mi abuelo y mi madre o la liga italiana, ambas formas de jugar tan distintas a la nuestra, de cuando el fútbol era fútbol y Cantoná o Tassotti eran los que pisaban el césped.
Cuando llegué a las redes sociales, Twitter especialmente, descubrí a un grupo inmenso de mujeres que vibraban como yo y veían el fútbol con la misma pasión y fue genial. Hoy son amigas. Es verdad que por aquel entonces, hará diez o doce años, todavía algún indigente mental nos mandaba a fregar, lo que no sabían ellos es que a veces ir a la cocina es talismán para el gol.
Hoy en día no se cuestiona si las mujeres saben de fútbol, ni es raro verlas ir al campo o a los entrenamientos. Hoy es normal estar en un centro comercial, por ejemplo, y ver a muchas vistiendo la camiseta de su equipo y ya todos los equipos tienen una línea de mujer. Mucha piel femenina ya lleva en tinta el escudo de su equipo.
Ojalá a raíz del mérito de la selección haya más niñas apuntándose a fútbol como extraescolar porque habrá más opciones de que salgan auténticas cracks y ojalá los campos se llenen de hombres y mujeres que van al fútbol femenino y no sólo cuando es gratis. Es mucho camino porque también la calidad del juego debe mejorar, también hay que ser realistas.
Por eso, porque de siempre hubo seguidoras del fútbol, porque no es algo nuevo que a la mujer le interese, por todas las de antes, las de ahora y las que vienen empujando fuerte…no se puede dejar en pie a quien al final no las ha respetado ni desde las oficinas, ni en el Palco, ni el campo. Hoy espero con alegría la dimisión de Rubiales porque a alguien tan mafioso, machista e inmoral, al final, lo echa una mujer.
Y es que el fútbol no es cosa sólo de hombres…